Primero, impecable, después, flexible.

El equilibrio de los opuestos

Primero, impecable, después, flexible.

Cuántas veces nos esforzamos al hacer las cosas y no lo conseguimos? Cuántas veces hemos intentado cambiar las cosas y no hemos podido? Y hablo de aquellas que más cuestan: dejar de fumar; no pasarme todas las tardes encájate al sofá o ante la tv; bebiendo demasiado; haciendo demasiado/poco deporte; horas ante el ordenador después de contestar el correo, el facebook, el twitter, el google+…

Dónde es la raya de todo, el límite entre «hacer» porque es el que toca por el ritmo normal de la propia vida, o «hacer compulsivamente»?? Cómo podría saber si estoy demasiado «enganchado» a algún espacio de estos?

Muy fácil, el equilibrio. Pero cuántos lo tenemos incorporado?

Un ejemplo que nos puede ayudar. Podemos hacer un análisis de nuestro día a día y preguntarnos si seguimos un poco el dicho de las ocho horas: ocho para dormir, ocho para trabajar, ocho para descansar. Y el trabajar no tendría que ser desde la obligación de que me toca porque no hay nada mejor, sino desde el placer que siento cada vez que lo hago. Pero esto forma parte de una otro reflexión… si vemos que seguimos este camino, nuestra vida tendría que ser más armónica.

Y… otra manera de mirárselo: Cuántas prisas mueve tu día? Cuántas veces puedes pararte y observarte? Te das cuenta alguna vez del que estás haciendo, eres consciente en el momento preciso que lo estás haciendo? Puedes «separarte» de aquello que te ocupa, sea cual sea, y conectarte con tu respiración?

Y el último: Cuántas cosas nos dejamos olvidadas. Claus, la bolsa, donde he aparcado el coche, una cita…? Los despistados, personajes aceptados y que hacen despertar ternura muy a menudo, tanto dentro de sus pensamientos que el que pasa alrededor se los escapa.

Tres ejemplos de muchos donde fácilmente podemos encontrarnos en diario. Para observar cuánto de tiempo estamos «despiertos», testigos, observadores de nuestra vida, con conciencia, no haciendo el que toca hacer desde la rutina aprendida y monótona, inmersos en nuestros pensaments.si te das cuenta que vas a menudo cansado, que las horas cuestan de pasar, los días se hacen más largos del que querrías, seguramente te hay que parar. Hacer una pausa y fijarte en el tuyo cercando… darte cuenta de todo aquello que arrastras, aquello que cargas a los hombros.

A menudo hay cosas que las hemos dejado colocadas a un lado porque hace estorbo o no toca. O a veces, puedes sentirte que estás haciendo cosas que en realidad no querrías hacer, y en algunas puedes ser consciente pero no sabes que hacer ni que hacer.

Deberes que nos hemos puesto del pasado ahora pueden ser una gran carga. Muchos «esclavos» de una hipoteca que cada mes tenemos que pagar, y que al final, habremos pagado dos veces el precio que nos costó. Cuántas horas dedicamos a los que nos rodean más *aprop, a la pareja, a los hijos, a la familia, a los amigos… pero haciéndolo de una manera más «presente», es decir, relajados y conscientes del preciso momento, de la calidad de vivir aquel momento desde nada más del que está pasando? Como los niños hacen constantemente…

Vivimos como alejados de estos encuentros auténticos. Estamos tanto dentro de la cabeza y de aquello que tenemos que hacer en los siguientes minutos o repasando cosas que ya han sucedido que nos perdemos el momento presente.

Sólo cuando algo no te funciona realmente y va repitiéndose, pones conciencia, es decir, padres y buscas qué te pasa. Primero no mujeres demasiadas importancia, tiene has dado cuenta. Pero al haber puesto atención, más conciencia, hace que la siguiente vez que te vuelva a pasar, lo identifiques más rápidamente y si no sabes que hacer o como calmarlo, empieza el malestar y en algunos el pánico.

Seguidamente, puedes hacer una lista de cosas que hacen falta para resolverlo. Si se trata del físico, hacia el médico. Si es mental, puedes irlo *carretejant más tiempo, hasta que no puedas más y también buscas ayuda. Y buscas el mejor espacio que pueda dar respuesta al que te pasa. Cada cual donde se sienta más seguro, medicina convencional, alternativa, *curanderos…

Desde la manera que lo vivo, y es como ayudo a las personas que venden con sus carpetas de los asuntos personales, todo el que pasa solamente es un síntoma, sea qué sea, físico, emocional o mental. Hay que ir más allá, mirar el espejo. Aquello que nos *neguiteja, aquellos pensamientos *neuròtics que no paran de hablar y que no nos dejan dormir, en el caso de ser mental. Cuando se nos hace un nudo al estómago o sentimos una fuerte opresión al pecho, estamos en un espacio más emocional. Y el otro grupo, aquel dolor muscular a alguna parte del cuerpo, donde a través de los libros que hay puedo averiguar y encontrar una posible causa emocional última.

Cada cual puede reaccionar de una forma u otra ante el conflicto, pero no es nada más que el semáforo rojo que nos avisa que hay algo que hay que atender. Cuándo has atendido realmente las raíces del problema que hay, los síntomas desaparecen por si sólo.

Cuándo has tomado conciencia que hay algo que no *rutlla, es cuando puedes ya felicitarte, el camino de la resolución ha empezado. Desde aquí solamente tienes que ser fiel a buscar el que verdaderamente te hace falta, sea comprender, perdonar, abandonar… el que sea en cada caso. Se tiene que empezar a tensar el hilo. El qué hay a la superficie, el síntoma, hacia última, averiguar el porque, que quiere decir concretamente aquello que estamos viviendo, que representa por nosotros.

Y… el éxito sólo vendrá si somos impecables.

Y ser impecable quiere decir que si queremos cambiar algo, el primero que tendríamos que poner a la lista es precisamente la resolución de este asunto. Cuántos se justifican viniendo un día a la semana a la consulta y después durante el resto poco cosa hacen lo no ponen atención. El camino para llegar al equilibrio, por ellos será más largo. No es todavía una prioridad cambiar. El «ego» siempre tiene excusas.

Impecable quiere decir hacer todo aquello que hace falta para querer cambiar y si alguna persona te acompaña en este camino, y confías, seguir las directrices que te recomienda… Como el jugador de cualquier deporte que tiene el entrenador.

Y, después de ser impecable, la flexibilidad.

Porque también hay un *Iímit donde podemos llegar con la *impecabilitat, la rigidez. No ser obsesivo con este camino de auto-conocimiento, sino constando y estar conectado, presente, no perder el sentido ni olvidarte del que estás haciendo.

Cómo podemos saber si esta flexibilidad es una otro excusa de nuestro ego para no hacer las cosas que nos ayudarán a traspasar aquel espacio donde estamos *anclats? Sólo si lo hemos hecho desde la autenticidad y la plena conciencia del compromiso con un mismo de querer, sí o sí, cambiar. Sino, la flexibilidad no es nada más que pereza, la mano derecha del ego, su capitán general.

Sólo aquellos que preserveran llegan al final. Y como final me refiero a encontrar un sentido en su vida y ocupar su verdadero espacio, el que los corresponde. Aceptar todos los capítulos nuevos que se los presentan delante con armonía y equilibrio sea qué sea el color. Vivir con alegría y paz al corazón, con un mismo, con lo que te rodea.

Y no son falacias, se puede vivir de este modo.

10/06/13

04. julio 2014 by admin
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